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domingo, 21 de febrero de 2016

6. SABOR A LÁGRIMAS



El sabor de las lágrimas

  ¡ Hola viajer@s aristolian@s! Todos hemos llorado alguna vez en nuestra vida, seamos adultos o niños, hombres o mujeres, unas más que otros; aunque sea de manera oculta. La ciencia afirma que sí son distintas las lágrimas reflejas de las lágrimas emocionales, las primeras están formadas por un 98% de agua, las segundas contienen varios compuestos químicos, entre ellos hormonas y una endorfina que alivia el dolor y mejora el ánimo. Así pues, se llora para liberar hormonas y toxinas que se acumulan durante momentos de emoción intensa.

   Aunque no lo creáis, en mayo de 2012 sabiendo esto, una empresa londinense, decidió usar este líquido salado, lanzando una serie de condimentos elaborados, que según afirmaban contenían: "lágrimas humanas, frescas y ligeramente hervidas"No sólo existen diferentes especias de sal de lágrimas, que decían ser "recolectadas a mano", sino también de diversos colores para distinguirlas. La colección de sal de lágrimas es un producto real y se vendía o se vende (dado el tiempo transcurrido desde su lanzamiento), en un local de Londres que presume de ser la única tienda proveedora para "monstruos gourmet de todo tipo".

    Así que si quieres probar tu comida sazonada con lágrimas de una u otra manera, no tienes más que solicitarla; aunque es probable que su precio unos 37 €uros, te haga llorar previamente. Son frasquitos de cristal tapados con un corcho y su supuesto origen de lágrimas humanas, "no es más que un toque original con el que llamar la atención". Ahora comprenderéis por qué anteriormente, la doctora Ros decía que los aristolian@s se harían ricos. Aquí tenéis una gama de sabores lacrimosos: Sal con lágrimas de enfado, pelando cebollas, lágrimas exprimidas con coraje, por la risa o producidas por el dolor.


(Rosa del Aire/20.2.16)




jueves, 18 de febrero de 2016

5. LLANTO POR PLUTÓN


    Plutón y Creonte

       El cosmonauta Antonio no dejaba de girar el telescopio. Caronte, la gran luna de Plutón, sólo mostraba una cara al planeta, durante años se había creído que era la única luna de Plutón, hasta que empezaron a descubrir las lunas a pares, Hidra y Nix en el 2006 y cinco años después Kerberos y Styx,
       A Natacha, la astrofísica, le había sonado el móvil y cuando acabó de hablar, parecía un manantial inagotable de lágrimas.
    -   ¡Pobre Pluto! Se habrá perdido buscando sus pelotas. ¡No puede ser que haya desaparecido!.
       Antonio seguía mirando al infinito y le tendió un paquete de pañuelos. Ella cogió varios, secó las lágrimas y se limpió sonoramente la nariz, no cesaba de hipar.
    - Todo, porque en su camino orbital, los satélites se le pegaban como si fuesen pelotas adherentes y no supo limpiarlos de forma mágica -prosiguió hablando consigo mismo- Yo me disgusté muchísimo cuando en el 2006, mi amigo el astronauta Tancredi, propuso que le rebajaramos a planeta enano.
       Laura se acercó a Natacha y trató de consolarla.
    - Me hubiese gustado conocerlo, aunque me producen alergia.
    - ¿Alergia? -preguntó Antonio- Solo le has visto en fotografía.
    - Sí, -dijo Laura- en una de ellas, estaba jugando con sus pelotas.
    - ¡Vaya! No sabía que Plutón se dedicara a jugar con pelotas -Pedro estaba perplejo- He leído que su duración en el mapa ha sido de 76 años. Es que no somos nadie.
    - ¡Qué barbaridad! -dijo Natacha- No hay ninguno que llegue a tanta edad.., aunque tengan varias vidas. Se nota que no los conoces mucho.
       Mariano continuaba con la nebulosa verde en los ojos, la doctora Rosmar se había ido al laboratorio para seguir analizando el mojo picón y traerle, no se sabía qué pócima, para quitarle las alucinaciones. Él se entretenía haciendo juegos malabares con dos pelotas de tenis que, naturalmente, no veía y caían al suelo. Laura se inclinó hacia él y trató de coger una pelota que se le había caído, la pelota verde se interpuso en su mirada hacia el canalillo de la bata.

                                     UN ASUNTO DE PELOTAS

    - ¡Buah, buah, pobre Pluto! -Natacha no dejaba de llorar- ¿Qué hará sin sus pelotas?
    - ¡Mujer, no te pongas así! -dijo Antonio- Aunque sean pequeñas, seguirá teniendo las cuatro, no todos tienen tantas.
    -  A mi no me mires -dijo Pedro- yo tengo las justas.
       Mariano bajó la mirada, comentó en voz baja.
    - ¿Se me habrán puesto también verdes?
    - ¡Eso es bárbaro! -dijo Laura- Cómo me gustaría verlas..,
    - Cuando quieras...,
    - ¡Tiene mojones! -dijo Pedro- Lo que hacen algunos para que se les preste atención. ¿Dónde se habrán metido los demás?
    - Tienes razón -contestó Antonio- Mister Polen nos prometió una juerga y aquí estamos todos llorando.
       A Mariano le empezaron a temblar las piernas cuando vio que entraba la doctora llevando una cucharilla en una mano y un frasquito con un tapón de corcho, en la otra, se dirigió adonde estaba sentado Mariano.
    - No te preocupes, solo te haré unas preguntas – repuso ella- ¿Cuando comenzaste a ver verde?
    - Fue después de cenar en un restaurante. Mi churri, siempre dice que estoy de buen ver, pero que no me vendría mal adelgazar unos kilos, así que pidió para los dos: guisantes de lágrima, sobre nubes de rábano, con polvo de jamón.
    - Eso sería muy sano. ¿No? -observó la doctora mientras le limpiaba el ojo con un palito de algodón que exprimía en la cucharita y después lo vertía en el frasquito.
    - Sí, sí, el polvo de jamón era casi invisible y las lágrimas de guisantes se me cayeron sobre las nubes de rábano, cuando me trajeron la factura.
    - Así pues, estas lágrimas son por tacaño. No son por el mojo picón que te cayó en los ojos.
    - ¿Rácano, yo? Hubiese necesitado una lupa para poder ver la cantidad de comida.
       A Mariano se le caían gruesos lagrimones, no se sabía si era al recordar la factura o por efecto del picor. La doctora repetía una y otra vez la operación de retirarle las lágrimas con un bastoncillo que exprimió. Sacó otro frasquito y se acercó a Natacha.
    - ¿Puedo saber, por qué lloras tú?
    - Llora por la desaparición de Plutón -dijo Antonio- Cuestión de pelotas, a unos les sobra y a otros les faltan.
      El telescopio giró sin control, la astrofísica rompió a llorar descontroladamente, la doctora Rosmar trataba de serenarla, no podía recoger tantas lágrimas.
    - Tranquilízate mujer, ya verás como se dan cuenta de su error en la NASA y le devuelven su categoría.
       Entre hipo e hipo, Natacha acertó a decir.
    - ¡Yo no lloro por Plutón, es por Pluto mi gato! Ha desaparecido y se dejó las pelotas con las que le gustaba jugar. ¡Buaah!
    - Ya le he dicho que se habrá ido a dar un garbeo, como dicen los españoles. Apuntó Laura.
      En ese momento sonó el teléfono de Natacha y escuchó atentamente, dejó de llorar. La doctora se había alejado unos pasos de ella y se acercó de nuevo, cuando vio que una sonrisa se extendía por su cara.
    - ¡Acaban de decirme que le han visto dentro de una nave aeroespacial!
       Natacha se puso a llorar otra vez, no se sabía por qué y la doctora Ros sacó otro frasquito, al que le puso una nueva etiqueta.
    - ¡Qué maravilla! Nos haremos ricos - dijo enigmáticamente- Nada volverá a saber como antes.

    Rosmar (R.J.M/20.6.13)