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jueves, 19 de marzo de 2015

1. EL ENCUENTRO EXTRATERRESTRE


   Todo comenzó un anochecer de marzo, cuando Mariano, aspirante a astrólogo en cursos por correspondencia veía que no pasaba de astronomiano. Se compró un catalejo de bajo alcance con alta precisión y decidió estrenarlo junto con los prismáticos. Subiría a la cima de la montaña cercana para mirar las estrellas, mientras iba cavilando qué podría poner en la revista, le habían contratado para escribir el horóscopo y se acercaba el signo Aries, sólo se le  ocurría augurar catástrofes.

   Subía la ladera del cerro, tan raudo y veloz que creía ser ET Mariano resollaba cada vez más, montado en la bicicleta a la que había añadido dos ruedecitas y un transportín para poner la mochila y una linterna para ver el camino. Ese día se había enterado por casualidad, que esa misma noche, porque los astros no se dejan ver así como así, ya se sabe lo muy suyos que son. Decían, que la Osa Mayor entraba en conjunción con un planeta enano, satélite de Plutón, que todavía no tenía ni nombre, una cosa bastante habitual; no vienen bautizados. 

   El astronomiano llegó a la cima, de lo que en su opinión era una montaña y no pasaba de ser un cerro, se sentó en una piedra, pensó que en vez de haber subido allí, debería haber bajado a la playa, donde las vistas eran mejores. ¡Dónde va a parar! Abajo todo eran sirenas varadas en la arena, cuando lucía el sol, aquí no había samaritana ninguna que quisiera compartir una botella, por muy cerca que se viese la estrella de Venus.

   Todo fuese por lograr el carnet de astrólogo, antes de llegar a la jubilación. Aún no había terminado de extender el catalejo, cuando.... ¡Por pluto! Una luz verde azulada se extendió por toda la cima incluyendo los árboles, de pronto se vio rodeado por una docena de extraterrestres y... ¡No, no podía ser! Pese a tener el aspecto de gnomos verdes, se lo llevaron en volandas hasta un platillo volante.


   ¿Cuánto tiempo lo tuvieron allí? No podía saberlo con exactitud, el tiempo se le pasó volando, tal vez fuesen tres horas o tres minutos. El caso fue, que en menos que canta un gallo, de haberlos habido, se encontró a la puerta de su casa y sin despeinarse un pelo. ¡Aquello era alucinante!

   Al entrar en su casa, fue a llamar por teléfono a su exmujer, pero la batería se le había descargado, tampoco pudo hablar con la P.E.P.A., revista de Proyectos Espaciales Para Autónomos. Estaba muy cansado, como si hubiese estado viajando varias horas con su bicicleta por la montaña. Por cierto, se lo había dejado todo en la cima, debería ir a recogerlo todo y andando. Respecto al horóscopo de Aries, tendría que entregarlo tal y como estaba, en esta vida, no todo iban a ser buenos augurios.


   ¿Habría sido un sueño? Fue a acostarse y al quitarse el pantalón, vio una especie de papiro en el que estaba escrito el mensaje que le habían entregado aquellos enanos verdes. Soñó con ellos.



Rosmar  (R.J.M./19.3.15)

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