Matilde echaba chispas
 por los cráteres de su piel, estaba enfadadisima, miró hacia las pantallas y comprobó que Marco Polen se había perdido en algún recorrido interplanetario. Se dirigió a la doctora Ros empuñando un periódico como si fuese un sable para atravesar el
 aire.
- ¡Eureka!, al fin te
 encuentro a solas, ¿has leído esto, sobrina?
  Rosmar leyó la
 noticia del periódico, "el asteroide Eros 433 visitó
 España el 1 de Febrero de 2012 a una distancia de 26,7 millones de
 kms, se le ha podido ver con un simple telescopio".
- Sí, pero de eso
 hace mucho tiempo no creo que tengas nada que temer tita Mati.
   La doctora Ros conoció
 a Matilde cuando esta acababa de aterrizar, parecía más bien un pedrusco carbonizado, con aquel aspecto era difícil que alguien la echase en falta aunque su planeta tuviese nombre. Por su parte, la doctora había perdido a la última de sus tías terrenales y no se resignaba a estar sola, familiarmente hablando. Había llegado el momento de comprobar si la máquina fusionadora de gammas meteorolíticos funcionaba en contacto con los tejidos homeopáticos, aún no sabía cuanto tardaría en transformar aquel enorme trozo asteorizado en un ser viviente que tuviese órganos y citoectoplasmas a imagen y
 semejanza de un ser humano, para lograrlo hizo venir a la Dra. Vichifta de la University Vallavalencia y dispusieron el cuerpo terrenal y el asteroidal en una incubadora gigantesca añadiendo circuitos e implantando dosis craneoencefialíticas. Cuando llegó el momento de ponerla en pie e integrarla como
 terrícola. Sellaron el evento brindando con un tinto y una rubia;
 la bebida era de las pocas cosas en las que no coincidían. Mati
 estaba pensativa, dobló el periódico y se sentó a beber una
 cerveza.
- No le conoces bien sobrina,
 Eros es muy presumido y todo porque es un asteroide de tipo S, muy
 brillante al tener silicatos de magnesio y hierro. Nunca me perdonó
 ser más fotografiada que él cuando nos visitó la nave NEAR, esa
 que envió la NASA, de los U.S.A., pasó tan cerca de mi que no me
 dio tiempo a esconderme detrás del sol.
   No se habían
 percatado de la entrada de Peter Alado en la sala, hasta que éste
 habló. 
 
- Recuerdo a Yeomans,
 el encargado de ajustar la navegación óptica, dijo que "si
 no se sabía exactamente dónde estabas, no se te veía nada",
 me comentó: que la posición del  Sol detrás de ti, hizo
 todavía más difícil el trabajo. Incluso llegó a temer que
 tuviese que explicar las 530 imágenes que había obtenido el Near.
-  Así que, ¿tú
     conocías mi auténtica personalidad?. Preguntó Matilde.
- Claro -contestó
 Peter- Incluso sé que residías entre la órbita de Marte y
 Júpiter, pero me hice el tonto cuando caíste en la Tierra.
- ¡Ay, no me lo
 recuerdes! Cuando aterricé parecía una berenjena abollada, recién
 sacada de una mina de carbón. No es que mi aspecto de ahora sea
 mucho mejor, al menos la doctora Ros me dio un aspecto terrícola.
- Ahora le sería
 imposible reconocerte piensas y hablas como uno de nosotros, tienes
 dobles circuitos electromagnéticos. Dijo Peter Alado.
- Sí, mi sobrina hizo
 un gran trabajo conmigo. Pero hace tiempo, Lolta, la traductora de 
 lenguas vivas y muertas me dijo que cuando Eros pasó por aquí
 hacía un ruido extraño, luego ella lo tradujo y decía algo así
 como: "Mira cómo va, mi negra, vamo´ a bailar..., mulata,
 vente ya pa, acá.., " y lo decía mientras miraba la plaza de
 toros donde aterricé.
- ¡Por Pluto! -dijo
 la doctora Ros- No hagas caso, estaría oyendo la radio y  se
 confundió. Sabe tantos idiomas que, a veces, no sabe ni lo que
 dice. Es capaz de confundir a Celia Cruz con las Azúcar Moreno y
 quedarse igual de ancha. Nunca sabe si se llama Laura o Lolta.
- Que no, que yo la
 creo, si hasta vio como se convertía en un platillo volante para
 meterse en el salón de una casa.
- Mira Mati, aquí
 tengo una foto tuya de cuando eras asteroide. 
 
- ¡Ay! No quiero ni
 verla, Peter, de no haber sido porque caí en blando y  los rayos de
 la luna me fueron aclarando, me habrían convertido en adoquín de
 asfalto por lo negra que era y..,
  Callaron, entraba
 Mars la Secretaria privada de asuntos generales.
- Marco Polen lleva un
 buen rato tratando de mostrarse en los monitores y no hacéis caso
 -dijo, mientras enchufaba los cables a la red y casi se electrocuta-
 Por cierto, hace rato llamó Juankar desde el supermercado, decía
 que no encontraba la sal de lágrimas, ha habido una invasión de
 alienígenas en el Estrellatemerca, cree que buscaban berenjenas o
 boniatos chamuscados, no estaba muy seguro. Juankar ha tenido que
 intervenir con su lanzallamas, salieron huyendo en un ovni,
 llevándose las calabazas más grandes que encontraron. 
 
- ¿Ves? Eros no ha
 sido capaz de encontrarte. Susurró la doctora.
- ¡Ay! -suspiró
 Mars, mirando a Peter Alado- con lo que me gustaría que me
 encontrara Eros, hace tiempo que le busco pero, no me ve.
   Desde los monitores
 llegó la potente voz de Marco Polen.
- ¡Eureka! Al fin os
 encuentro ¿podéis decirme qué pasa con Juankar? Sólo le pedí
 que comprara lágrimas de risa y estoy a punto de llorar.
(R.J.M./3.10.16
 (28.8.13) 
 









